jueves, 23 de mayo de 2013

Wagnerianos

Wagner es uno de los compositores más representativos del s. XIX, inspirando devoción y rechazo a partes iguales. Adelantándose a su época, y abriendo un nuevo horizonte musical, explorará los límites de la tonalidad. Su figura también repercutirá en la literatura, la filosofía, el cine, la política e incluso la música más actual.

Sus seguidores - denominados wagnerianos - crearán asociaciones por todo el mundo, promoviendo la investigación de sus obras. La primera asociación wagneriana nace en 1871 en Mannheim, Alemania. Por aquel entonces, Wagner planeaba la construcción del Festpielhaus, un teatro especial que daría cabida al Festival de Bayreuth, donde cada año se representarían sus óperas. Esta primera asociación – ideada por el editor musical Emil Heckel, amigo de Wagner- respaldará la costosa construcción del Festpielhaus. Además, otra de las intenciones del compositor era que el Festival permitiese la asistencia gratuita, algo imposible por los altísimos costes de su organización y producción. Sin embargo, tras establecerse varias asociaciones en Viena, Berlín, Leipzig y Londres hacia 1972, pudo financiarse la asistencia de músicos talentosos mediante becas.

A partir de 1919, el número de asociaciones aumentará a nivel mundial, alcanzando 150 en nuestros días, y albergando más 26.000 miembros. La mayoría se inscriben en la Asociación Internacional de Asociaciones Wagner, también conocida como la Sociedad Wagner. Entre sus actividades, tenemos la recaudación de fondos para otorgar becas a jóvenes estudiantes de música, el apoyo a los concursos de canto para voces wagnerianas y premios para la dirección de escena y escenografía de las óperas de Wagner. Por supuesto, sigue apoyando el Festival de Bayreuth, que tiene lugar todos los años, y que tan sólo se vio interrumpido por la 1º y 2º Guerra Mundial. Se consideran una asociación sin ánimo de lucro.

En general, todas ellas comparten información en revistas y páginas web.

La figura de Wagner no quedará únicamente presente en las Asociaciones, si no también en la filosofía, el arte y la política.

El filósofo Nietzsche, gran admirador y amigo de Wagner, terminó por alejarse de este al considerar su obra una nueva forma de decadencia del espíritu. Este alejamiento es asumido por Nietzsche como una lucha con lo que hay de pesimista en sí mismo. En principio, creía que la música era un arte capaz de transfigurar y afirmar la vida hasta en sus aspectos más terribles, y veía en Wagner al artista con los medios para realizar este fin. Paradójicamente, a medida que se desarrolla el proyecto wagneriano, se hace más patente para Nietzsche la contradicción existente entre el carácter moderno de Wagner y su final reconversión al cristianismo con la ópera Parsifal. El filósofo determina que bajo el influjo de Wagner y Schopenhauer la música cumple el papel de consuelo metafísico frente a la visión pesimista del mundo, mientras que él defiende la transmutación del mundo a favor del carácter trágico e la vida. La música de Wagner se le presenta ahora como un consuelo en el que la cultura alemana encuentra un narcótico para evadir la realidad, hecho que termina de convencer a Nietzsche en su ruptura con el compositor.

Los literarios ingleses estuvieron fascinados, más por la temática de las
obras de Wagner que por su música. Y muy especialmente por el Tannhäuser y el Tristán e Isolda. La primera influencia literaria de Wagner en Gran Bretaña parece ser la ejercida por Tannhäuser en la obra “La balada de los Bardos” de Neville Temple y Edward Trevor, en 1861.

Algernon Charles Swinburne (1837-1909) fue uno de los Pre-Rafaelitas más importantes en sus inicios. Tiene un poema llamado “Tristram of Lyonesse”, fuertemente influenciado por el Tristán wagneriano, y tres poemas dedicados a la muerte de Wagner. En 1882 escribió “Una oda” con muchas referencias wagnerianas.

Los Pre-Rafaelitas eran poetas y pintores que rechazaban el materialismo y el culto a la tecnología, tan característica de su época. Reconstruyeron la Edad Media en contraste con el mundo moderno. Y de ahí el gusto por Wagner, por sus mitos y símbolos.

El pintor Beardsley (1872-1898) dedicó 13 pinturas al mundo wagneriano.

Oscar Wilde también se dejó influenciar por Richard Wagner en su “Retrato de Dorian Gray” publicado en 1890.

Aparecen referencias wagnerianas en la obra de Arthur Symons: “Imágenes de Dios y el Diablo”, en el poema “Parsifal”,“La canción de Tristán”, “Tristan e Isolda” y “Merlin y Marke”.

George Moore (1852-1953) editó la célebre Revue Wagnerienne. Sus novelas “Evelyn Innes” (1898) y “la Hermana Teresa” (1901) poseen temática wagneriana. La novela “Evelyn Innes” trata de una cantante que está estudiando los papeles de Elizabeth, Isolda, Brunhilde y Kundry, lo que le lleva a cambiar su propia personalidad con respecto a cada uno de los personajes.

El famoso novelista D.H. Lawrence publicó en 1912 su novela “Trespasser” y en 1920 “Mujeres enamoradas”; esta última con mucha influencia de El Ocaso de los dioses.

En Francia, Charles Baudelaire (1821-1867) defendió a Wagner tras su fracasado estreno de “Tannhäuser” en París.

Otro autor que no podemos olvidar es Emile Zola (1840-1902). Su frase más famosa relativa a Wagner, contenida en su obra, “L’Oeuvre” y puesta en boca del personaje Gagnière dice: “¡Oh Wagner, Dios en quien se encarnan siglos de música! Su obra es arca inmensa donde todas las artes se juntan en una, es la verdadera humanidad de los personajes expresada al fin, la orquesta viviendo a parte la vida del drama; ¡qué matanza de convencionalismos y de fórmulas ineptas!. La obertura de “Tannhäuser” es el aleluya sublime del nuevo siglo...”

Stéphane Mallarmé (1842-1898) colaboró con “La Revue Wagnérienne” y su soneto en homenaje a Wagner,causó conmoción, así como también su artículo: “Richard Wagner,
rêverie d’un poète français”; Paul Verlaine (1844-1896), autor de un bello soneto sobre “Parsifal” -también para “La Revue Wagnérienne.

En cuanto al cine, es relevante una cita del filósofo y crítico Theodor Adorno, quien destaca que el leitmotiv wagneriano «lleva directamente a la música cinematográfica, donde la única función del leitmotiv es anunciar héroes o situaciones, con el fin de permitir al espectador orientarse más fácilmente»

Además, algunas bandas sonoras han usado temas wagnerianos, y sus composiciones se han utilizado en más de 600 películas y series. Por ejemplo, la mayor parte de las obras de la banda sonora de Trevor Jones para Excalibur, de John Boorma, están tomadas de óperas de Wagner, donde se pueden escuchar el preludio de Parsifal y el de Tristán e Isolda, entre otras. Dicha obra, junto con la Marcha nupcial, son dos de las obras del compositor más utilizadas para el séptimo arte y la televisión.

Sin embargo, no podemos dejar de citar la trilogía El Señor de los Anillos, escrita por J. R. R. Tolkien y llevada al cine con notable éxito. Resulta interesante apreciar cómo a nivel literario existen grandes semejanzas entre la obra de Wagner y la de Tolkien, pero también a nivel musical; la banda sonora de la versión cinematográfica - por Howard Shore- se inspira en el tratamiento instrumental de Wagner: el uso de los leitmotivs nos advierte, por ejemplo, de que el Gollum acecha entre las sombras.

También la música rock se ve, en cierto modo, inspirada en Wagner. En general, el Heavy Metal, Power Metal y Black Metal retoman -para sus melodías y letras- temas mitológicos o medievales.

En cuanto a su influencia en la política, un tema muy controvertido es la posible relación entre el ensayo El judaísmo en la música – claramente antisemita, escrito por Wagner- y el posterior nazismo. Quizás las especulaciones se deban a la relación entre Cósima -viuda del compositor- y un grupo de antisemitas, entre ellos el fundador de la Sociedad Alemana Gobineau (el cual puso de moda el término ario entre los racistas alemanes). Sin embargo, todos ellos perecieron antes de que el Partido Nazi consiguiese la victoria, por lo tanto no cabe afirmación posible. Permitiéndome una incursión personal sobre el tema, considero inapropiado involucrar la música a temas políticos o religiosos, a no ser que el contenido de la misma sea evidentemente reivindicativo, vehemente y poseedor de un mensaje ideológico explícito. Creo interesante este tipo de investigaciones y teorías, mas no deben ser más que eso. Sobre todo, es necesario apartarlas de la música, para que esta pueda disfrutarse sin prejuicios, tal y como debe ser.


Mª Carolina González Gil
Fuentes:
-Richard Wagner PDF
-Estilo wagneriano PDF
-Wagnerianos en el mundo PDF
-Asociación Internacional de Asociaciones Wagner PDF
-RICHARD WAGNER EN INGLATERRA. CAPÍTULO III. INFLUENCIA DE
RICHARD WAGNER EN INGLATERRA AUTOR: Javier Nicolás
-WAGNER Y FRANCIA AUTOR: Jordi Mota

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